Siempre me llamó la atención el dolor, no me gustaba que las personas estuvieran mal. Y si me convertía en doctora podría ayudarlas. 

Sin embargo durante los años de estudio de Medicina me preguntaba cuándo íbamos a ver a un paciente, a tocarlo. Yo quería poner inyecciones para que las personas sanaran, y como en la carrera no pude poner ni una elegí Oncología. Así fue como pude realizar mi primer pinchazo. Me acuerdo de un paciente que me decía Pincha, neniña, pincha al ver mi cara de novata. 

En 1992, a punto de finalizar la carrera, ocurrió algo decisivo durante mis prácticas. 

María apareció en la consulta, tenía una mirada triste y caminaba cabizbaja y arrastrando los pies. El médico le dijo: María tiene usted una úlcera de estómago y este será su tratamiento. Cuando lo termine vuelva para hacerle una revisión y ver si todo se ha solucionado.

Yo le di una nueva cita, la tomé del brazo y la acompañé a la puerta. Justo antes de marcharse levantó su mirada y me dijo: ¿Doctora ya está? ¿Nada más?

Me quedé bloqueada con su pregunta y tímidamente le dije que sí. La vi alejarse igual de cabizbaja y más desanimada que cuando entró en consulta.

En ese preciso momento me di cuenta que no había entendido nada de lo que de verdad le ocurría a aquella mujer. Su úlcera de estómago era motivo de consulta, pero no el origen de su sufrimiento.

Fue entonces cuando decidí que la especialidad que yo quería ejercer debía contemplar a la persona como un todo para cuidar tanto su cuerpo como sus emociones.

Busqué en el listado de las especialidades MIR una que contemplase a la persona enferma en su globalidad, es decir, que tratase todo al mismo tiempo, lo físico y lo emocional.Al no encontrar esa especialidad y darme cuenta de las carencias de la medicina tradicional, decidí buscar un enfoque diferente. 

En mi búsqueda descubrí diferentes terapias y entre ellas la Medicina Psicosomática, que es hoy uno de los pilares de mi método de trabajo. Esta terapia me ayudó a entender que los problemas físicos pueden derivar en trastornos emocionales y los problemas emocionales se pueden manifestar como problemas físicos.

En definitiva, llevo ya más de 29 años ejerciendo la medicina siguiendo mi propio método de trabajo, el cual diseñé con todo lo que aprendí a lo largo de este tiempo. Gracias a él las personas consiguen recuperar la salud y el equilibrio de sus vidas y sentirse plenamente felices.