HAN CAMBIADO muchas cosas en poco tiempo. El uso de las mascarillas oculta una parte importante del rostro, y para el psicólogo alemán Albert Mehrabian, el 7 % de lo que decimos, lo decimos con las palabras, es la comunicación verbal, y el 93 % es comunicación no verbal, correspondiendo 38 % a la voz (entonación…) y el 55 % al lenguaje corporal (gestos, posturas, expresión facial…).

Nuestro cuerpo nos delata y sin darnos cuenta, es un perfecto espejo de nuestras emociones. Incluso cuando estamos en silencio, nuestro cuerpo habla.

Ya lo decía Nietzsche: “Mentimos con la boca, pero decimos la verdad con nuestro cuerpo”.

Las mascarillas mutilan nuestra expresividad facial, lo que dificulta la comunicación.

La mirada es uno de los puntos fuertes de comunicación no verbal e implica interés y de ahí que se diga que “La mirada es el espejo del alma” porque refleja nuestras emociones. En una conversación se suele mantener el contacto visual directo entre un 40 y un 60 % del tiempo total. Las personas inseguras y mentirosas son incapaces de mantener la mirada, lo que reduce su credibilidad.

A nuestro cerebro no le gusta mentir, así que, aunque nuestra boca diga una cosa, nuestro lenguaje corporal y nuestra mirada dirá todo lo contrario.

Por otra parte, con la mascarilla nuestra sonrisa queda oculta, siendo esta un elemento que acerca a las personas e infunde confianza y credibilidad. Es bueno recordar aquí, que una sonrisa verdadera se verá reflejada en nuestra mirada, achinando los ojos y marcando las patitas de gallo.

Por otra parte, la voz se transforma con la mascarilla y se pierde el tono que tanta información aporta. El tono de voz trasmite mucho más que nuestras palabras.

El cuerpo se tiene que adaptar a la nueva situación y gesticular con las manos tendrá un nuevo papel. Está habilidad tiene que ver con las emociones y la dificultad para expresarlas.

Nuestra postura informa del estado emocional y transmite confianza y seguridad. La apariencia física permite que formemos una primera impresión sobre otra persona.

El cuerpo interpreta lo que decimos con palabras y se encarga de darle a esa frase el 90% de su significado. Por eso, este lenguaje puede reforzar o destruir todo lo que digas con palabras, o sea tu mensaje.

En nuestro lenguaje no verbal, el rostro y las manos pueden desmentir nuestras palabras. Hay un proverbio árabe que dice que “quien no comprenda una mirada, tampoco comprenderá una larga explicación”.