EL COLON IRRITABLE o síndrome de intestino irritable es un trastorno funcional que carece de una base orgánica conocida. Afecta a un alto porcentaje de la población adulta, siendo más frecuente en mujeres.
Es una enfermedad tremendamente incomprendida que afecta a la calidad de vida.
Sintomatología. Se caracteriza por dolor abdominal con espasmos intestinales, hinchazón abdominal (gases) y alteraciones del ritmo intestinal con periodos de estreñimiento o diarrea que se pueden alternar. Suele respetar las horas de sueño.
No existen pruebas específicas para diagnosticar el colon irritable. Se suele hacer por la historia clínica y por exclusión de ciertos alimentos que se sospechan causantes de los síntomas.
Causas. Se considera un trastorno multifactorial.
– Alimentación: lácteos, azucares refinados, trigo, café, alimentos procesados…
– Disbiosis intestinal: el desequilibrio de la flora intestinal y el daño de la mucosa intestinal, favorece los gases y el dolor abdominal. Muchos casos de colon irritable aparecen después de una infección intestinal que provoca el desequilibrio.
– El estrés. El intestino es el segundo cerebro y su sistema nervioso controla todo el proceso digestivo. El estrés alto favorece la permeabilidad y la inflamación intestinales.
Tratamiento integral. No existe un tratamiento específico para este trastorno, pero se puede comenzar por un cambio en el estilo de vida. El tratamiento debe ser individualizado y global.
Dieta: Retirar el gluten aunque las pruebas de enfermedad celiaca sean negativas.
– Rica en fibra que mejorar el tránsito intestinal y equilibrar la flora. El psilium servirá tanto en caso de diarrea como de estreñimiento.
• Añadir prebióticos (verduras y hortalizas) y probióticos (yogur, kéfir, miso, tamari…) que van a ayudar a reequilibrar la flora intestinal.
• Buena hidratación, bebiendo fuera de las comidas y masticando bien los alimentos
Sino es suficiente la alimentación, se pueden aportar suplementos: enzimas digestivas, minerales, vitamina D, etc.
Actividad física. Ayudará a recuperar la microbiota y a la gestión del estrés y las emociones.
Gestión del estrés y las emociones. Con diferentes técnicas de relajación, coherencia cardíaca, meditación etc., siempre adaptándose a las características particulares de cada persona.
“El intestino habla lo que la persona calla”. Las emociones no gestionadas afectan al intestino.