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Dra. Otilia Quireza

¿Sufres dolor emocional?

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RECONOCER UN DOLOR FÍSICO no tiene problema. Solo con recordar aquella caída que terminó en un esguince o el dolor cólico provocado por las piedras de la vesícula o la última migraña… sabrías describirlo.

El dolor físico es una señal de alarma de que algo le está ocurriendo a tu organismo. Este dolor físico es desagradable y eso te obliga a buscar una solución.

Desde un enfoque integral, la persona es una unidad psicofísica que ha perdido el equilibrio y el dolor es la consecuencia de ese desequilibrio, no es la causa.

Otra cosa es el dolor emocional que normalmente aparece cuando tenemos una pérdida (muerte, divorcio, rotura de pareja, pérdida de trabajo…), un cambio repentino… algo que altera nuestro mundo interior de una manera inesperada.

El dolor emocional no es imaginario, solo es difícil de explicarlo. Supone un gran sufrimiento para la persona que lo padece. Es un dolor intenso, profundo, que toca el alma de las personas y que no se alivia con calmantes.

El dolor emocional no es un dolor localizado, todo lo contrario, invade a la persona que se siente bloqueada y no ve salida. Puede acompañarse de un cuadro de ansiedad importante, angustia o miedos que la persona no consigue vencer.

Que el dolor emocional termine en sufrimiento dependerá de nuestra interpretación, y de cómo vivimos ese dolor.

A las personas les cuesta expresar sus emociones, sentimientos, y no saben gestionar el cambio de vida por no disponer de los recursos necesarios para afrontar la nueva situación tras una pérdida… muchas veces se valen del dolor para expresarlas, aunque lo hagan de manera inconsciente.

El dolor emocional no suele tener una causa orgánica por lo que resulta a veces complicado entenderlo a las personas que se relacionan con quien sufre dolor emocional.

Un ejemplo: una mujer sufre dolor de espalda durante años que no responde a ningún tratamiento. Se sospecha que su dolor puede tener una base emocional. Trabajando en este sentido se descubre que sufrió maltrato en su infancia y las emociones que aquella situación le generaban y que nunca exteriorizó, eran la raíz de su dolor emocional. Una vez localizadas las emociones ocultas y en cuanto la persona empieza a expresarlas el dolor comienza a disminuir. De esta manera se van sanando las heridas emocionales que estaban causando un daño físico.

Para curarse es necesario que esas emociones sean verbalizadas, porque si no continuarán manifestándose como síntomas físicos.

¿Lo mío tiene solución?

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* La salud integral es, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el estado de bienestar físico, emocional y social de un individuo, y no solamente la ausencia de enfermedad.