¿Si te entregase una hoja en blanco con un solo punto en el centro y te pidiese que me escribieras que es lo que ves? ¿Me hablarías del punto negro o de toda la hoja?
Quizás conozcas el ejercicio pedagógico en el que una profesora entrega a sus alumnos una hoja en blanco con un punto negro en el centro. La profesora les pide que hagan una redacción de lo que ven en la hoja. Al terminar, la profesora leyó lo que cada uno de ellos había escrito. Todos hablaron del punto negro, pero ninguno lo hizo sobre la hoja en blanco. Y eso es lo que muchas personas suelen hacer en la vida, centrarse en los problemas y no en las posibles soluciones.
Casi con seguridad, cuando tienes un problema estes dándole vueltas y vueltas y hasta tendrás la impresión de que el problema crece.
Para que puedas cambiar el foco del problema, te recomiendo el siguiente ejercicio:
Imagina que tú eres la hoja en blanco, y dibuja un círculo, que represente el tamaño de tiene tu problema actual en tu vida.
Ahora vas a escribir cada día, tres cosas que están bien en tu vida y por las que puedas dar gracias. Por ejemplo: gracias porque tengo ojos para ver, un corazón que late, unos brazos para abrazan. Al día siguiente lees las tres frases escritas y escribes otras tres y así hasta cubrir toda la parte blanca de la hoja.
No puedes cambiar de hoja, ni darle la vuelta, pero lo que si puedes hacer cuando ya no hay sitio para escribir, es pensar, si podrías quitarle un trozo al circulo que contiene el problema, para seguir escribiendo en ese trozo.
Cada vez que das gracias y dices una frase positiva, aumentas las endorfinas, hormonas de la alegría, bienestar, calmantes del dolor y que contrarrestan el cortisol que aumenta cuando estas enfocado en el problema.
Tu eres libre para decidir enfocarte en el punto negro o bien en la hoja en blanco.
¡Vale la pena probar este sencillo ejercicio! ¿Qué puedes perder?