¿Llevas tiempo sintiendo una molestia constante debajo de las costillas del lado derecho?,¿Te encuentras siempre cansado?, ¿Alguna vez te has reprimido para no estallar de rabia ante una situación injusta? Si has contestado afirmativamente, es casi seguro que tu hígado se esté enfermando.
El hígado realiza múltiples funciones como neutralizar las sustancias tóxicas que generan las células en su metabolismo y que el organismo no necesita, y las transporta al exterior. Almacena vitaminas, minerales y energía, lucha contra las infecciones, segrega bilis para ayudar a digerir las grasas…
Las razones por las que un hígado termina intoxicandose son: exceso de café, tabaco o alcohol, alimentos procesados, aditivos, medicamentos, infecciones agudas o crónicas, pesticidas, metales pesados… y el estrés y emociones como la rabia que terminan comportándose como auténtico veneno para el hígado.
El hígado es uno de los órganos depuradores más importantes, junto con el riñón y los pulmones. A través de ellos se eliminan al exterior todas las sustancias tóxicas que tiene el organismo, y de no ser así, puede terminar enfermando..
¿Cómo puedes reconocer que tienes un hígado tóxico?
- Trastornos digestivos. Digestiones lentas, dolor abdominal, acidez digestiva, hinchazón, estreñimiento o diarrea, náuseas. A veces hasta pérdida de apetito.
- Cansancio físico y metal. Niebla mental, fatiga con inestabilidad emocional. problemas de concentración… despertar con poca energía como si no hubiese dormido. Además, la energía va disminuyendo, y puede acompañarse de dolores y rigidez articular.
- Color de la orina alterado. La orina tiene un color oscuro como coñac
- Coloración amarillenta de la piel. Esta coloración amarilla es la conjuntiva de los ojos, la piel y mucosas. Lo que se conoce como ictericia.
- Dolores de cabeza. Con dolor detrás de los ojos
- Trastornos emocionales. Cambios de humor, apatía, irritabilidad, dificultad para tomar decisiones, mala memoria, falta de concentración, o la ira pueden ser síntomas que indican toxicidad hepática. Y esto puede deberse a un desbalance en la bioquímica del cerebro.
- Otros síntomas. Piel reseca, manchas en la piel, uñas frágiles, ojos rojos, insomnio entre la 1 y las 3 de la madrugada etc.
El hígado es el mayor órgano del cuerpo, y también el que tiene una mayor capacidad de regeneración, por lo que si se hace un diagnóstico precoz puede recuperarse y volver a ser un hígado sano, pero para ello necesitas un estilo de vida saludable que implica un buen descanso, algo de actividad física y eliminar los tóxicos acumulados.
¿Qué puedes hacer para detoxificar el hígado?
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- Dieta: come solamente si tienes apetito, de lo contrario el hígado trabajará en exceso. Evita comer si se está enfadado o irritado. Aumentar el consumo de proteínas vegetales, verduras de hoja verde, verduras depurativas (alcachofas, endivias, achicoria, apio), germinados y fermentados. Limitar el consumo de alimentos procesados, proteínas animales, grasas saturadas, café, alcohol y sobre todo el azúcar.
- Ejercicio físico suave: bailar, yoga, taichí, caminar cada día un mínimo de 30 minutos a paso rápido, va a optimizar todo tu organismo porque moviliza la energía, aumenta la oxigenación, favorece la circulación de la sangre, y todo ello desbloquea el hígado.
- Buena hidratación: entre 8 a 12 vasos diarios de agua mineral, ayudará a limpiar no solo al hígado sino también a los riñones.
- Buen descanso nocturno
- Gestionar las emociones (rabia, ira..) ya que cuando son reprimidas se pueden manifestar como tensión y contracturas en cabeza y cuello y pueden terminar somatizando en el hígado afectando a su correcto funcionamiento.
Alimentos que pueden ayudar a depurar tu hígado:
- Aguacate: Una gran fuente de grasas saludables, que puede ayudar a la protección del hígado y la depuración de sustancias nocivas. Grasas saludables que se obtienen también de aceite de oliva, nueces y semillas.
- Ajo: un excelente limpiador hepático por su contenido en alicina. Tiene propiedades antiinflamatorias que pueden ayudar a regular el funcionamiento del hígado, igual que ocurre con el puerro o la cebolla.
- Brócoli: Es rico en azufre, que ayuda a neutralizar elementos nocivos que puedan afectar al correcto funcionamiento del hígado y reduce la síntesis del colesterol.
- Limón: rico en vitamina C y antioxidantes que reduce la inflamación del hígado y combate los radicales libres.
- Alcachofas: Son ricas en silimarina, un antioxidante. Contribuye a la desintoxicación y limpieza del hígado. Es un alimento rico en inulina y fibra y, en menor medida, potasio y fósforo.
- Chucrut: Es la col fermentada que ayuda cuando las digestiones son lentas y aporta bacterias beneficiosas para la flora intestinal.
- Verduras de sabor amargo, como rúcula, rábano, endivias, escarola… indica que son ricos en fitonutrientes y cuidan a tu hígado.
- Cúrcuma: puede ser un complemento ideal para el tratamiento del hígado graso debido a sus efectos antiinflamatorios y depurativos. Aunque es importante tener en cuenta que, en grandes cantidades, la curcumina, presente en la cúrcuma, puede llegar a ser tóxica para el hígado.
- Ciruelas UMEBOSHI: Originarias del Japón. Se utilizan para depurar el organismo, estimulando la función hepática, acelera el peristaltismo intestinal, equilibra el pH, favorece la desintoxicación, facilita la digestión de las proteínas, aporta energía. Con las ciruelas umeboshi se puede preparar él Te Anticansancio que contiene además Te kukicha y Kuzu.
En resumen, la clave para tener un hígado sano y que pueda cumplir con todas sus funciones, es un estilo de vida saludable.
Cualquier momento es bueno para empezar a cuidarlo. Y recuerda que el hígado es un órgano muy agradecido, y si lo cuidas, verás los efectos positivos en poco tiempo.